(originalmente Publicado en El Espectador el 25 de Agosto de 2018)
#EconomíaParaMiPrima
Por más que quise no pude evadirle más el tema del salario mínimo a mi prima Isabel, de 10 años. El senador Uribe dice que es mejor subirlo y su ministro de Hacienda, que es mejor bajarlo. El populismo electoral politiquero en un lado y la tecnocracia en el otro.
“Mira, Prima: El salario es el ‘precio del trabajo’ y, como precio, cuando sube hace que la gente consuma menos de eso que subió. Una reducción de consumo de trabajo significa un aumento en el desempleo. Cuando el trabajo se encarece mucho, los empleadores a veces lo sustituyen por máquinas (que no piden aumentos y no cobran prestaciones ni beneficios). A veces cierran negocios porque dejan de ser rentables, o como pasa en Colombia normalmente, son obligados a mandar sus trabajadores a la informalidad.
Una empresa que con el aumento del salario mínimo ya no puede tener un diseñador o a una persona de mantenimiento como empleado, lo enviará a “emprender”, obligándolo ya no a vender su trabajo (ya demasiado caro por ley), sino sus servicios para así cobrar menos del mínimo. De hecho, eso pasa en muchas partes del país, sobre todo en las regiones más pobres, donde la mayoría de la gente gana menos que el mínimo.
Para el trabajador de esas regiones que sobrevive con $500 mil al mes (según datos son millones de trabajadores en el país), un alza del salario mínimo de $780 mil a $950 mil solo significaría que su aspiración de tener un trabajo formal ahora está más lejos.
Un político ha hecho que cumplir el sueño de una pensión, de salud y beneficios sea mucho más difícil por decreto.
Por eso, prima, es importante recordar a Ricardo Hausman, ´los buenos salarios se construyen, no se decretan´. Lo más triste es que los colombianos de las regiones más pobres tengan que pagar mientras aprendemos su lección.
@tinojaramillo
