#ECONOMÍAPARAMIPRIMA
(Tomado de El Espectador el día 04 junio de 2021)
Colin Chapman fue uno de los ingenieros más influyentes en la industria automotriz con Lotus Cars, una empresa de carros de carreras que ganó siete mundiales de Fórmula 1 a lo largo de su existencia. Su estrategia era muy distinta a la de sus competidores: diseñaba carros sustancialmente menos potentes que el resto, pero mucho más livianos.
En su época, el paradigma era que los carros se evalúan de acuerdo a su máxima velocidad en línea recta, ese era el parámetro convencional y allí la producción de Chapman no era más que un fracaso. Eso, sin embargo, no le robaba el sueño. La flexibilidad de sus vehículos les permitía adaptarse mejor a las curvas, adelantos y frenos; eso los hacía más rápidos en una carrera completa.
En Colombia tenemos un paradigma similar en las discusiones de empleo. Buscamos ir a toda velocidad con los sindicalistas que ya tienen empleo formal y nos quedamos pesados y obsoletos apoyando a los jóvenes, informales o ciudadanos poco cualificados que todavía no tienen uno. Las conversaciones que tenemos acerca del empleo –igual que las conversaciones sobre la velocidad de los carros– han estado mal enfocadas.
Mientras el mundo se está preparando para la llegada de los carros autónomos, la masificación de los envíos por drones guiados por inteligencia artificial y la innovación genética para tener “superhumanos”, nosotros seguimos con discusiones del siglo pasado representadas en estos días por el autoproclamado “Comité de Paro”.
Los sindicatos que conforman el “Comité de Paro”, además de oponerse a la alternancia educativa para recuperar el empleo femenino, siguen presionando por una regulación laboral para un mundo que ya no existe, donde todos los trabajadores laboran en una industria cuasimonopólica, en jornada estricta de 7:00 de la mañana a 6:00 de la tarde, y donde las personas pueden durar 40 años en la misma empresa.
En su momento tal vez tuvo algo de sentido la idea de obligar a esas industrias a pagarles más a sus empleados, pero esas motivaciones no tienen sentido en un mundo donde una persona tiene decenas de empleos a lo largo de su vida, donde necesitará reentrenarse varias veces en su carrera y donde tiene mayor autonomía para fijar su ritmo de trabajo, la cantidad de horas laboradas y la ubicación desde donde trabaja.
Para los retos de hoy necesitamos una regulación laboral más simple, más flexible y más dinámica, así como los carros de Chapman. Las reformas que hay en el tintero son varias, pero podríamos empezar con la reducción de los costos de despido (cambiándolo, por ejemplo, por un seguro de desempleo financiado con las cesantías), la regionalización del salario mínimo (que tenga en cuenta el costo de vida y la productividad) y la reforma para volver voluntarias las contribuciones a las cajas de compensación familiar
La investigación de Marcela Eslava, Raquel Bernal y otros sobre la reforma tributaria del 2012 muestra con datos duros que el impacto de este tipo de reformas puede ser muy importante.
Es cierto que estas reformas pueden no ser las más efectivas para subir los sueldos de los pocos empleados de la rosca sindical que negocian en nombre de todos, así como los carros de Chapman no eran los más rápidos en la línea recta. Eso sí, al quitarle peso a nuestra obesa regulación laboral, podremos ser los más rápidos en el equivalente de “las curvas”: aumentando el ingreso de los informales (incluyendo los más pobres), creando los primeros puestos de trabajo para los jóvenes y reenganchando a las personas (en su mayoría mujeres) que se quedaron sin empleo en la pandemia.
El carro rápido de línea recta que piden los sindicalistas implica más sueldos más altos para ellos, pero definitivamente una carrera perdida para el país entero. Por más que el Comité haya sido el primero en autoproclamarse, los jóvenes que marchan pacíficamente son los que tienen la razón: este país necesita políticas fuertes de creación de empleo, no de su destrucción.
Que le pregunten a Chapman por esa carrera, él sabe cómo ganarla.
@tinojaramillo
Economiaparamiprima.com