¿Cuál es el papel de los medios en la era de las fake news y la pseudoeconomía?
Vivimos en un mundo complejo. Cada vez hay más necesidades de conocimiento y más información, pero contamos con menos recursos para analizarla: menos tiempo, menos estructura y menos interés por entenderla. En pocos años pasamos de tener poca información, a tener una sobrecarga informativa inmanejable para un ser humano con solo 24 horas en un día.
En estos tiempos cobra relevancia el papel del periodista, de la persona que busca la fuente, que entiende los argumentos, verifica, corrobora y nos presenta la información de manera ordenada en un periódico o en el celular. Sin eso, el periodista queda reducido a un intermediario de información que compite solo por agregar más ruido en un mundo que pide claridad.
Por esa razón, vale la pena aclarar, corregir y denunciar la mediocridad estrafalaria de los medios de comunicación que reproducen, cada año, una noticia falsa sobre un supuesto “reporte” de Oxfam, un «estudio» que no estudia ni la distribución de ingreso ni el feminismo, pero saca conclusiones de ambos.
Ese reporte es poco más que una denuncia tramitada por aquellos que pretenden reportarnos el mundo sin un pelo de ganas de entenderlo.
Muchos diarios del mundo reportaron la noticia esta semana. Caracol Radio, por ejemplo, escribió una nota titulada: “Mujeres, las grandes perdedoras de la distribución de la riqueza mundial” . Esta nota tiene una redacción curiosamente similar a otra nota del medio France24, con un título casi idéntico. También la reportaron medios en otros idiomas, entre ellos The Guardian, e inclusive la publicó el diario más leído de Colombia: El Tiempo.
Los errores los comete cualquiera, pero este no es el primer año que El Tiempo y otros medios caen en este error. Vale la pena insistir en que el periodista debe verificar cuando le llega “un estudio”, sobre todo dudar y verficar cuando el titular es escandaloso.
Ese «estudio» es, en resumidas cuentas, un absurdo metodológico por varias razones y no se debe tomar en serio. Veamos por qué:
1. Este estudio se lo hace Credit Suisse a Oxfam, y sus errores se dejan ver desde muy temprano. El estudio empieza con un error metodológico que cualquier estudiante de primer semestre de economía puede explicar. Lo que hace Credit Suisse es pasar los ingresos de toda la población a dólares para comparar entre países.
¿Qué tiene esto de malo esto? Que exagera cualquier desigualdad que existe y no tiene sentido en la realidad.
Esa metodología solo tendría validez si uno pudiera asumir que un campesino en Tumaco, que gana en pesos, sale a almorzar a medio día con una Big Mac comprada en dólares a precios de Nueva York o Alabama. Absurdo, ¿no?. Es más razonable pensar que el campesino en Tumaco comprará en pesos con precios de Tumaco.
Para evitar ese problema, los economistas crearon hace muchos años una unidad llamada Paridad de Poder Adquisitivo que permite comparar entre monedas, teniendo en cuenta que los precios son diferentes en cada país del mundo. El estudio pudo usar esta herramienta, pero optó por usar una metodología incorrecta que le permite inflar el titular.
Lo curioso es que la fluctuación del dólar cambia muchísimo año a año. En 2017 los resultados arrojaban que 8 hombres tenían la misma riqueza que la mitad de la población más pobre, mientras que en 2018 esa cifra había subido a 26. 26 personas tenían la misma riqueza que la mitad de la población más pobre. ¿A ninguno de los periodistas se le ocurrió indagar por qué ese cambio tan grande? ¿qué pasó con las otras 18 personas?
Este año se pusieron sofisticados y le metieron el tema del feminismo a una metodología cuestionable y salió el titular «Los 22 hombres más ricos del mundo tienen una riqueza superior a la que poseen todas las mujeres del continente africano».
Si hubiesen indagado por esa fluctuación tan grande, se encontrarían con que esos estudios y sus titulares dependen directamente del precio del dólar, y así como fluctua el dólar, fuctuan sus resultados en un mundo que cambia mucho más lento. Entre un año y otro, los resultados variaron muchíscimo mientras que el campesino de nuestro ejemplo no vio mayor cambio en sus ingresos.
La realidad es más difícil y da para menos titulares de prensa, pero vale la pena insistir en ella.
2. El estudio tiene más problemas. Por ejemplo, utiliza la riqueza neta como una medida objetiva para comparar y esto es un error. Esto quiere decir que un recién graduado de Harvard trabajando en Wall Street puede figurar como más pobre que el campesino de nuestro ejemplo si este todavía debe parte de los costos de su educación.
Si el campesino no posee nada y el graduado de Harvard tiene más deudas que activos, el estudio contará al millonario financiero de Wall Street como ultra pobre (pese a que tenga un salario de mil millones de pesos al año) y dirá que nuestro campesino, con riqueza equivalente a cero, es más «rico» que cualquier persona que tiene una deuda mayor a sus propiedades.
¿Por qué los autores no utilizan el ingreso en vez de la riqueza? No sé, pero si lo usaran no tendrían el mismo titular indignante.
3. Son varios los economistas que han criticado esta metodología a fondo, por lo que yo solamente me voy a referir a estos tres puntos. La tercera falla del estudio es que elige dejar por fuera los bienes durables en el momento de calcular la riqueza.
¿Qué significa esto? que si nuestro campesino se compra una moto, un tractor y planta cuando las cosas van muy bien, la metodología del estudio indicaría que está en las mismas condiciones que el campesino del lado que no tiene ningún bien y aguanta hambre. No es ninguna sorpresa para nadie que la mayoría de la riqueza que logran acumular los pobres está en bienes no durables. ¿Qué creen que hace el estudio? supone que no existen y logra, de nuevo, inflar sus resultados para sacar el titular.
Entre las cosas que ignora el estudio – sin muchas ganas de mejorarlo – están todos los servicios que presta el Estado. Si un gobierno invierte fuertemente en educación, salud y alcantarillado para personas pobres, el informe tampoco se daría por enterado y arrojaría los mismos resultados, todo esto se debe a que la medida que utiliza es patrimonio neto. De nuevo, hay otras medidas y ajustes que harían que el estudio se pareciera más a la realidad, pero no sacarían un titular grandilocuente.
Los periodistas son rápidos para señalar las fake news cuando las dice Gustavo Petro o Álvaro Uribe, pero son más bien lentos para verificar las mentiras frontales de las ONGs y entidades dentro de la rosca de la corrección política. Se nos filtran barbaridades todos los días en los medios en una época donde el intermediario que provee claridad es más necesario que nunca.
Fuentes / para conocer más:
https://www.salaimartin.com/randomthoughts/item/769
https://www.vox.com/future-perfect/2019/1/22/18192774/oxfam-inequality-report-2019-davos-wealth
https://www.ft.com/content/bc09a15d-d04d-3f15-9b61-8bad80392947
https://splinternews.com/oxfams-misleading-wealth-statistics-1793844792