Salario Mínimo Diferenciado, Para mi Prima

(originalmente Publicado en El Espectador el 08 de Junio del 2019)

#EconomíaParaMiPrima

En días pasados mi prima Isabel y yo señalamos los efectos de un salario mínimo muy alto en la informalidad y el desempleo. Para ella era imposible pensar en eliminar el salario mínimo, así que me preguntó por las alternativas. Le hablé de una de las mejores propuestas que conozco para Colombia: un salario mínimo diferenciado

Le conté a mi prima de diez años que en Seattle, EE.UU, el salario mínimo es de 15USD la hora (cerca de 45.000 pesos colombianos. Cualquier persona que tenga algún negocio o genere empleo en Colombia, sabe lo inviable que es tener que pagarle mínimo 360.000 pesos diarios a cada mesero, obrero o domiciliario; un salario mínimo de esa magnitud, en Colombia, acabaría prácticamente con todo el trabajo formal.

Pero, ella, siempre crítica, me interrumpió.

  •  “Pero es que, primo, nadie propone subir el salario mínimo en Colombia a esos niveles. Ese no es el argumento”.
  • ¿Por qué no? – le pregunté
  • “Pues porque la gente de Seattle tiene mucha más plata que la de Bogotá, ellos pueden absorber mejor esos costos”, me contestó.
  • ¿Entonces, estás diciendo que los salarios mínimos deberían ser proporcionales al nivel de ingresos?
  • ¡Pues claro!

Mi prima había entendido, sin necesidad de leer la investigación del Banco de la República, la idea central del argumento del Salario Mínimo Diferenciado.

El salario mínimo en Bogotá es (en términos de economistas) el 32% del PIB per cápita, mientras que, en Guajira, Putumayo o Chocó, es cerca del 180%. Esto quiere decir, explicado como a una niña de diez años, que Bogotá es una ciudad donde las empresas tienen mejor capacidad de pagar esos salarios, mientras que, en la Guajira, un departamento donde prácticamente no hay empleo formal, ese “mínimo” es una fantasía porque nadie tiene como pagarlo.

Así continuamos la conversación:

Si el salario mínimo de Bogotá no debe ser igual al de Seattle, el de Bogotá tampoco debe ser igual al del Putumayo. Así como un mismo producto puede costar el doble en un barrio de ingreso alto comparándolo con uno de ingresos bajos, el nivel de sueldos varía entre lugares. Los meseros, médicos y economistas del Putumayo, por diversas razones, ganan menos que en Bogotá, por eso los salarios mínimos no deben ser iguales. Como tú misma lo dijiste: “los salarios mínimos deben ser proporcionales al nivel de ingresos de la región”.

  • ¡Pero eso es imposible! – me dijo –el salario mínimo se negocia para todo el país.
  • No es imposible. Económicamente hablando, en EE.UU funciona de esa manera; Nueva York, Misisipi y Puerto Rico tienen salarios mínimos diferentes, cada uno de acuerdo a la productividad y preferencia de la región.
  • ¡Pero estamos en Colombia!
  • Claro, esta propuesta en el país ya ha sido estudiada con detalles, Luis Arango y Luz Flores hicieron esa investigación en el Banco de la República y concluyeron que se podía y se debía aplicar.
  • ¿Y los problemas jurídicos y constitucionales? – Insistía mi prima, con mucha curiosidad.
  • Puede ser, prima. Pero inclusive en nuestra Colombia, por allá en los 80, (Decreto 236 de 1963) teníamos salarios mínimos por regiones y tamaños de empresa.

Mi prima y yo creemos que subir el salario mínimo más de lo que lo tenemos actualmente es un paso en la dirección incorrecta. Los buenos salarios, como diría Ricardo Haussman, se construyen, no se decretan. Para poder incluir a las regiones en los avances del país en formalización, seguridad social, pensión y salud, la respuesta es hacer más corta la vía a la formalización, no más larga.

Martin.jaramillo@email.shc.edu

@tinojaramillo

Estudio BanRep: http://www.banrep.gov.co/es/borrador-1023

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