(Originalmente publicado en el periódico La Patria el Sábado, Diciembre 9, 2017)
Columnista Bernardo Mejía, estamos de acuerdo con que en Manizales gozamos de excelentes universidades y que las mejores son públicas. Las asambleas como bien menciona, son un derecho del estudiante además de ser parte esencial de la educación. Sus elogios a nuestras universidades son bien recibidos y compartidos por los manizaleños orgullosos de nuestras universidades, pero no todo es color de rosa.
Dice en su columna “el gobierno nacional no está apoyando económicamente estas universidades”, lo cual me genera dudas. El presupuesto destinado a educación ha crecido constantemente en los últimos años, pasó de unos 27 billones en 2014 a 37 billones en 2018, un crecimiento del 37%. El presupuesto en educación es más alto que cualquier otro, superando inclusive el de defensa. ¿Cómo puede sugerir que la educación se está desfinanciando?
Estos datos son verificables tanto en las páginas de las universidades públicas como en las del gobierno, lo invito a un debate con las cifras en mano. Segundo, comete usted un error frecuente en estos debates; confundir costos con precios. Usted compara 16 millones que es el costo que paga el estado por un cupo para estudiar en Los Andes con el precio de estudiar en la Universidad de Caldas, que son 100 mil pesos. Esto no quiere decir que las instalaciones, profesores y administrativos cuesten 100,000 pesos por estudiante, sino que el precio real lo paga el erario público. En cuanto al precio que pagan los estudiantes de SPP por entrar a Los Andes, es de cero. O comparamos costos con costos, o precios con precios, no es sensato elegir los convenientes de cada uno.
Hablemos de costos. El costo final de Los Andes son 16 millones. El costo total de la Universidad de Caldas es cercano a 12 millones. Para llegar a este número basta con consultar el presupuesto de ingresos en la web de la universidad, unos 147 mil millones, dividido entre unos 12 mil estudiantes, esto da una cifra comparable a la de Los Andes. Pero por qué no ser justos y compararlo con la alternativa más parecida, ¿hablamos también de cuánto cuesta la Universidad de Manizales y Autónoma?
El Estado con el programa de SPP ahorra dinero, lo cual al con presupuesto fijo se traduce en más estudiantes con acceso a educación y fuera de eso con acceso a más carreras. Con SPP tenemos menos estudiantes que quieren ser fisioterapeutas en la de Caldas estudiando sociología porque el Estado eligió por ellos. Menos “economistas” estudiando administración en la Nacional porque no contamos con estos programas en las públicas.
De pronto el problema no es sólo de más dinero, que siempre es bienvenido sino de un mejor manejo del que se tiene. Para eso creo en lo que siempre prueba ser el mejor controlador de precios y calidad; la competencia. Al quitarles el monopolio a unas selectas instituciones sobre la educación de la gente pobre aparecerán mil incentivos para proveer al menor costo, la educación de calidad que merecen los colombianos.
Martin Jaramillo – Economista
